jueves, 7 de abril de 2011

¿Hay hikikomoris en México?

"Durante mi niñez el aislamiento produjo un vacío emocional que luego se compensaba con días de hasta 12 horas de TV, y metido en los videojuegos...": un hikikomori mexicano.

Hikikomori es el término japonés que define a las personas que, angustiadas por algún apuro de su existencia, cierran con cal y canto su cuarto y rompen contacto con el exterior. Los hikikomoris rehúyen al mundo competitivo actual y no buscan trabajo. En la comodidad de su recámara, se sumergen bajo el resplandor de las pantallas en un estado hipnótico, o casi. A lo largo de nueve horas todos los días se entretienen y juegan con videojuegos. Para estas avestruces humanas no hay presente, ni futuro.

Los hikikomori, según define la indispensable Wikipedia: "Son adolescentes y adultos jóvenes que se ven abrumados por la sociedad japonesa y se sienten incapaces de cumplir con los roles sociales que se esperan de ellos, por lo cual reaccionan con un aislamiento social.

Nada tiene sentido

La palabra japonesa hikikomori significa "aislamiento". Y aunque el fenómeno fue tipificado por el profesor Masahiro Yamada, de la Tokyo Gakugei University, en su libro La era de los solteros parásitos, hay algunos investigadores que creen que ya no sólo tiene lugar en aquél país, como advierte con signos de admiración Noelia Antonelli, una periodista que trabaja para la página Web BBC Mundo: "En Japón es un fenómeno conocido, pero ahora ocurre en América Latina...".

Algunos psicólogos han reflexionado en esta tendencia y suponen que los adolescentes que caen en ella no han logrado superar las expectativas que los padres depositan en ellos, "sienten que fracasan, y se tornan taciturnos; "nada tiene sentido afuera, justifican, y entonces se encierran."

Los hikikomori, según define la indispensable Wikipedia: "Son adolescentes y adultos jóvenes que se ven abrumados por la sociedad japonesa y se sienten incapaces de cumplir con los roles sociales que se esperan de ellos, por lo cual reaccionan con un aislamiento social. Pobres. Sienten que les toca cargar con una realidad que los rebasa. Por lo menos de eso se quejan en sus rinconcitos de autistas, sin aclarar en qué consiste esa realidad.

A los hikikomori ni siquiera un día soleado los saca a la calle: "A menudo -dice un especialista- rehúsan abandonar la casa de sus padres y se encierran en una habitación durante meses o, incluso, años. No frecuentan a los amigos. Duermen a lo largo del día, y ven la televisión o juegan con su computadora durante toda la noche, lo que los convierte en "un caso extremo de solteros parásitos, expresión japonesa que designa a quienes viven en casa de sus padres para disfrutar de mayor comodidad y, claro, de las sopas instantáneas.

Según los especialistas, "la mayoría de ellos son varones, y muchos, también, primogénitos. Este tipo de casos se centran (aunque no son exclusivos) en las clases media-alta y alta, donde el joven cuenta con un cuarto propio, lo cual es considerado un lujo en ese país.

Estos adolescentes, que pueden llevar a un extremo su resentimiento, como sucedió con un chico que secuestró a una joven por nueve meses, lamen sus heridas emocionales mientras construyen un universo propio en compañía de Play Station, los videojuegos e Internet.

La vida es juego

Estos adolescentes, que pueden llevar a un extremo su resentimiento, como sucedió con un chico que secuestró a una joven por nueve meses, lamen sus heridas emocionales mientras construyen un universo propio en compañía de Play Station, los videojuegos e Internet. La mayoría de los hikikomori mantiene contacto con el mundo exterior sólo mediante la computadora, la televisión y/o los videojuegos en línea. Aunque hay casos extremos, donde inclusive se cierra a todo ello y se queda horas acomodado en la misma posición, con la vista perdida en un punto fijo, ahogado en su imaginación.

En Japón sobrellevan este trastorno más de un millón de personas, lo cual pone de cabeza a sus familiares, quienes ya están hasta el gorro de tener esos hijos tan apagados. Y es que tener un hikikomori en la familia es un drama. Pero no trasciende. Por lo regular es un problema interno, aunque muchos padres esperan con exceso de paciencia antes de buscar ayuda psicológica. Además, por tradición, la educación del niño corre a cargo de la madre. Así que el padre deja todo el paquete a la madre que suele ser, por cierto, muy sobreprotectora.

Muchos papás esperan que los chicos puedan retornar a la sociedad por su propia voluntad. Lo cierto es que muchos aún no saben qué hacer al momento que su hijo se convierte de la noche a la mañana en un vampiro virtual, un hikikomori. Tan sólo se cruzan de brazos y esperan. No hay muchas opciones. En Oriente es usual no forzar (o se tarda mucho en hacerlo) al niño de forma radical para que vuelva a integrarse a la sociedad.

¿Parásitos o consentidos?

Se estima que en 1995 había 10 millones de solteros parásitos en Japón. Un informe del Ministerio de Salud revela que 60% de los hombres solteros y 80% de las mujeres solteras entre las edades de 20 y 34 años de edad vive con sus padres. Unos pocos adultos jóvenes ayudan con las tareas del hogar, y hasta pagan toda, o una parte de la renta, pero la mayoría no lo hace. Más de 85% de los jóvenes, según datos de julio de 2007, no ayuda con los gastos diarios de la familia, y aún así reciben de sus padres hospedaje gratuito, lavandería y comidas. Más aún, 50% de esos jóvenes recibe ayuda financiera extra (hay fuentes que aseguran que 50% de los jóvenes contribuye al gasto familiar). Tal situación permite a los jóvenes vivir con una comodidad considerable y mientras muchos ahorran dinero, otros gastan sus ingresos en artículos de lujo y viajes. Muchos jóvenes viven con sus padres en espera del momento de contraer matrimonio. Los padres, por su parte, disfrutan de vivir con sus hijos. Lo que quieren es protegerlos y ofrecerles un mejor inicio en la vida, al tratar de darles las oportunidades que ellos mismos no tuvieron. Incluso, algunos padres ven esto como una inversión a futuro, pues consideran que los jóvenes se verán obligados a cuidarlos en su vejez (en Japón la tradición marca que los jóvenes cuiden a sus ancianos padres).

¿Es contagioso?

Este desánimo cunde en otras latitudes. Los niños privilegiados, los adolescentes consentidos y los jóvenes malcriados también tienen las mismas broncas en otras latitudes. En América Latina, compara la periodista Antonelli, "los padres todavía no saben muy bien de qué se trata esta problemática, mientras los especialistas hablan de una epidemia.

Entre los casos que menciona la BBC destaca el de un adolescente venezolano: "Mi vida siempre estuvo así, yo desarrollé una repelencia activa hacia todo el mundo, cuando ya no estaba aislado, sino consciente de mi alrededor, sólo tenía una sensación de odio hacia todos, sobre todo hacia mi papá y mis compañeros de clases.

Hay otros argumentos que pueden arrojar alguna luz extra. El más socorrido es la creciente dificultad que tienen los chicos para incorporarse a una universidad. Los rechazados suman legiones de adolescentes que están aplastados con frecuencia por la presión social y familiar. Quienes logran entrar también se abruman. Saben que el éxito económico y social exige contar no sólo con un título, sino con certificados de otras carreras y con dominios de un idioma extra, aparte del inglés.

Eso pospone de manera indefinida la realización personal y orilla a los jóvenes a la resignación. Es decir, se convencen más pronto que tarde de que, antes de intentar algo, todavía les queda optar por el retiro. Algunos psicólogos en la región ya reportan pacientes con estos síntomas; "aunque es un fenómeno novedoso, apuntan, "se instala con rapidez.

Hikikomori significa "aislamiento. Y aunque el fenómeno fue tipificado por el profesor Masahiro Yamada, de la Tokyo Gakugei University, en su libro La era de los solteros parásitos, hay algunos investigadores que creen que ya no sólo tiene lugar en aquél país.

¡Nadie nos entiende!

Los solteros parásitos son acusados con frecuencia de ser el origen de un gran número de problemas de Japón, que van desde un decremento en la tasa de nacimientos tras la recesión económica, al incremento del crimen. Muchos solteros parásitos trabajan y, a menudo, logran exitosas carreras e ingresos considerables, pero son pocos quienes contribuyen a los gastos diarios de la casa de los padres. De hecho, tienen una gran cantidad de ingresos disponibles y pocas necesidades de bienes duraderos. Hay quien predica que los hábitos de consumo de los solteros parásitos son buenos para la economía, aunque otros sostienen que si vivieran solos, también tendrían que gastarse el dinero, más en bienes esenciales y menos en lujos. De hecho, las ventas de bienes duraderos (refrigeradores, muebles, lavadoras) decaen en Japón, mientras que las ventas de bienes de lujo como Gucci, Prada, Hermés, Dior, Givenchy y Louis Vuitton florecen con rapidez. El profesor Yamada sostiene que las mujeres mimadas que crecieron durante la burbuja económica son las culpables. Sin embargo, dada la difícil situación económica actual, mucha gente opina que no les queda otra alternativa a los adultos jóvenes que convertirse en solteros parásitos, al tener que elegir entre carrera y familia.

Lo cierto, por desdicha, es que no hay aún suficientes especialistas para tratarlos, "como sucedió en la década de los años 90 con la bulimia y anorexia, que al principio no se les reconocía porque no aparecía en los libros, protesta la psicóloga argentina Sonia Almada (quien atiende más de 50 casos en su consultorio), y señala que "una de las cuestiones que se repiten en los padres de los hikikomoris latinos es que recurren a distintos especialistas sin encontrar respuestas, ni diagnósticos, ni soluciones no extremas para ayudar a sus hijos.

Eso empuja a la familia a hospitalizar al paciente, "donde es tratado con ansiolíticos y antidepresivos, advierte Almada. Ella demanda a los padres "estar atentos porque el autoencierro es progresivo. Los adolescentes comienzan por desinteresarse de las actividades que de manera cotidiana desarrollaban, se alejan de los amigos y no salen de la casa.

Páginas Web para fóbicos:

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De acuerdo con sus organizadores, hikikomoris.com nace con el objetivo de publicar y comentar enlaces de Internet con diversas temáticas japonesas. Se hablará de la música, la comida, las tradiciones, el idioma, su historia, su ropa, sus mangas...

La idea es servir de compendio de la cultura japonesa que se muestra a través de la Red, para ser de utilidad a toda aquella persona atraída de algún modo por todo lo japonés.

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